25/9/08

Atino

La ausencia, despacio, bajando escaleras

a veces cala al medio metro.

En la calle los mercados, las tabernas,

inservibles, desprenden olor a libro viejo,

a pared humedecida.

¿se amarillea el mundo o son los ojos?

De tanto hacer de hígado corazón olvidamos

que la vida sigue incandescente,

que entre tanto cemento corre la sangre

más y mejor por dentro de las venas.


Pues sí que es engañosa la milonga de pensar

que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Dale cuerda a la candela, ya verás qué buena luz.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Candela... milonga...
Me gustan mucho esas palabras, y más aún cuando las usas tú con ese aire gaditano.

AnónimA